CASA CUBELOS

Me niego…

Si usted viaja a la ciudad de los Templarios, si por cualquier razón llega a Ponferrada desde la parte alta, antes de llegar al puente que le da nombre a la ciudad, deje que su mirada se pose a su lado izquierdo y leerá CASA RESTAURANTE CUBELOS.

Bien, pues no pase de largo ni tampoco se vaya de la ciudad, primero sin visitarla y segundo sin sentarse en una mesa de este restaurante.

Primero de todo para que compruebe a que sabe la hospitalidad, a que huele la buena gente y como es la gastronomía del bierzo, enclavada en este punto.

Aquí, su fiel escudero NINO y las manos artesanas de esas abnegadas mujeres que cada día se esfuerzan en seguir siendo el mejor referente berciano desde hace tantos años, tantos como pelos se le han caído a este hombre que siempre con buena cara y buen corazón, hace de la breve estancia un lujo que ya no se encuentra.

Y hágalo pronto, ya que en mi ultima visita a este lugar, Nino me decía que este será el ultimo año, que esta reliquia de la mesa cerrara sus puertas. Me decía asimismo, en ese tono jocoso y campechano que le caracteriza ¡¡¡ ya esta bien !!! ahora quiere, viajar de la mano de esa compañera infatigable que cada día durante tantos años abre las puertas con el.

Los dos quieren dedicarles ese tiempo que no pudieron ofrecer a sus innumerables nietos, los dos quieren pasear, leer o simplemente mirarse para seguramente sin palabras darse un beso entre los recuerdos y los momentos juntos, en este camino por la vida, en este viaje a buen puerto.

Ahora los dos las cerraran, con la satisfacción del trabajo bien echo, con el cofre de clientes y amigos a rebosar, y sinceramente, claro que si, ahora toca vivir de otra manera, y lo entiendo, pero con todo…Me niego.

Me niego a que un lugar tan antiguo como la ciudad, tanto como los muros del Castillo pegado a sus paredes desaparezca, y ese lugar lo ocupe un banco, una clínica veterinaria, un ciber o cualquier otro negocio.
Casa Cubélos es parte de la ciudad, es una reliquia, y si cierra sus puertas para siempre, Ponferrada se quedara huérfana de uno de hijos mas emblemáticos. Pero la vida es así, y no me queda más que asumir esa gran perdida.

Lo único que se, es que cuando vuelva a la tierra que me vio nacer, mi mirada sin querer se posara a lado izquierdo antes de llegar al puente que le da nombre y una lagrima furtiva y descontrolada, caerá desde lo alto y allí en aguas del viejo SIL, viajará con el recuerdo entrañable de la ausencia de unos buenos amigos, de una buena gente y de una de las mejores mesas del Bierzo.


A Nino…Un buen tipo, buena gente.