Una Historia corta y larga a la véz.
Siendo todavia un niño presentía que tenia un Dón, un poder. Como podeis observar, no era un niño lo que se denomina ¨normal¨. Mi padre se asustó mucho cuando vió al medico sacarme del interior de mi madre, y no precisamente por la cabeza. Pero en el fondo sabía que mi padre se sintió orgulloso de su hijo desde el primer momento que vió semejante aparato. Ya saben como se pensaba ( y se sigue pensando ) que tener un enorme miembro, es sinonimo de virilidad. Nada mas lejos. Lo cierto es que a medida que pasaban los años, aquello seguia su curso. Sinceramente, ni tenia complejos ni me sentia superior a nadie. Mis padres trabajaban en un Circo que ya desapareció. Mi padre era ( contorsionista ) mi madre le ayuda, y así con sus numeros, posturas y situaciónes, teniamos para comer y vivir mas o menos desahogados.
Irremediablemente mi padre me enseñó el ¨oficio¨ de contorsionista, aunque a veces dado el tamaño de mi miembro, tenia serios problemas para acoplarme a ciertas posturas. La primera vez que salí al centro de la pista me sentí como ( El Hombre Elefante ). Sentia verguenza, mi padre quiso que el momento quedara grabado. Fijaros en mi cara. El me presentó en pelotas, para que todos pudieran observar aquella maravilla de la naturaleza. La verdad es que cuando me destapé del todo,ademas de la exclamación general del público, a continuación el silencio lo inundaba todo.
Pasó el tiempo, con él, tambien paso mi padre a mejor vida, acto seguido apenas dos semanas mas, murio mi madre aplastada por una elefanta mientras colgaba la ropa. Me quede solo, vacio, sin rumbo. Al final y tal y como estaban las cosas, no tuve mas remedio que buscarme la vida. Y ademas de contorsionista, hacía un numero muy especial. Algo que en particular, creaba mucha envidia entre ellos. El numero se presentaba como ( El Contorsionista Chupóctero ). La gente no sabia de que iba hasta que veian mi actuación. Como vosotros ahora.
La verdad es que la vida mi iba bien. Ganaba dinero,tanmbién adeptas, hasta el día que conocí a Sara.
Sara tambien era contorsionista, y de las buenas. Yo me enamoré de ella. Ella...de los dos. Y comenzamos a trabajar juntos, nos acoplabamos muy bien. Los numeros eran cada vez mas fuertes, mas arriesgados. La gente aplaudía, se emocionaba. Al final siempre lanzabamos un mensaje.Deciamos que no lo intentaran hacer en casa. Que a cada cual se le asigna un Dón, una virtud, una cualidad. La gente como siempre no hacia caso, y en muchas ocasiones los bomberos tenian que acudir con herramientas especiales, para deshacer los nudos que la gente se hacia.Pero de eso, os hablaré otro día.