A casi todo el mundo hoy le preocupa la pasta.El Money. El Casch. Parece que las balanzas de lo sobrante comienzan a ponerse nerviosas y por eso a los ricos, a esas gentes de alto standing, se les empieza a ver el alma en pena. La cosa no es grave para ellos, la cosa es grave para todos.
Hay quienes creen que verán a Godot. Los más realistas saben que Godot ha sido eliminado y comienzan a llenar las maletas de la incertidumbre con ropas de invierno, con sueños rotos, con ilusiones asesinadas.
En este caso eso de “ Todo tiempo pasado fue mejor” hoy tiene mas “ sentido “ que nunca. Es cierto, pero mejor para quien ?.
No para los más de un millón de personas que murieron y siguen muriendo de hambre.
No para los más de dos millones que sufren mal nutrición.
No para todos lo que cada día mueren a machetazos en las selvas de la guerra.
No para los desplazados, refugiados, masacrados del mundo. Ellos nunca han tenido un tiempo atrás, nosotros se lo estábamos devorando.
Espero que no venga un tiempo atrás. No quiero que todo vuelva a ser como antes. Y no porque lo diga este imbécil, es porque no es posible. Ya no hay vuelta atrás, hemos tocado fondo en la profunda herida de la indiferencia y ya se secó. Las dentella profunda de los lobos del norte les han arrebatado hasta la última gota de sangre. Hoy las venas estas famélicas a cuenta de nuestro primer mundo y ahora toca ajustar las tuercas del planeta.
Ahora por fin ya sabemos para que sirven las grandes reuniones de los G8. De esos poderosos señores que se reunen para dilucidar sobre como tirar la limosna de palabras a los pies de la miseria. Esas reuniones las terminan festejando los micrófonos con presidentes babosos bañados en alcohol. Y las cámaras, que nos muestran el esperpento balbuceante. La viva cara de la ignominia, la realidad inmoral de un mundo que se dice libre.
Ahora por fin ya sabemos para que sirven las grandes reuniones de los G8. De esos poderosos señores que se reunen para dilucidar sobre como tirar la limosna de palabras a los pies de la miseria. Esas reuniones las terminan festejando los micrófonos con presidentes babosos bañados en alcohol. Y las cámaras, que nos muestran el esperpento balbuceante. La viva cara de la ignominia, la realidad inmoral de un mundo que se dice libre.
Dar un vistazo a este minidocumental si quereis entender un poquito de la inmensa maraña que envuelve el dichoso dinero.