juntan el sonido escondido y las llemas de los dedos de la mano. Ellas acarician palmo a palmo cada sentido en los labios blancos y transparentes. Su manos se dejan llevar y penetran cada dedo en la parte mas ardiente de una copa vacia de todo menos de deseo. Y así los dos se devuelven los besos cada milesima de segundo, al ritmo frenetico de las arterias. En esa paz la orquesta se enciende y allí aparace la odisea de la musica. La sonora señora de los adultos pecadores de todo menos de eso, llena la estancia. Y así comienza un dia mas en la vida de nadie. En la vida de todos.
Fuente: darkroastedblend.com.