No concibo los escritores, dijo una vez a Prensa Latina, encerrados en una capilla, en una cúpula de cristal, inmunes a la realidad de la que son parte. (Mario Benedetti)
Via Literal: Viejoblues.com
El dolor se dice callando. Pero me pregunto: ¿qué será de nuestra ciudad, sola de él? ¿qué será de Montevideo, mutilada de él? Y me pregunto: ¿qué será de nosotros, sin su bondad inexplicable?
Es indecible el dolor de su pérdida. Fue poeta, fue novelista, fue ensayista y, sobre todas las cosas, fue un hombre bueno. Nunca se doblegó ante el Poder. Su muerte deja el vacío grande que dejan los grandes.
De su obra nacerán otros poetas, como él siempre quiso, y seguirá vivo en el tiempo. El ya no sufre, descansa ya.
Todas las palabras que ha dicho y escrito en su vida Eduardo Galeano no le alcanzaron hoy para expresar su dolor por la muerte de Mario Benedetti.
¿Qué puedo decir?, dijo el autor de “Las venas abiertas de América Latina”, la voz entrecortada, cuando se le interrogó sobre la impresión que le había causado el deceso de aquel grande de la literatura uruguaya e hispanoamericana.
Benedetti significa benditos en italiano, y lo único que puedo decir es eso: Benditos los hombres y mujeres generosos como él, apenas acertó a decir Galeano.
Parece una contradicción que no pueda usted, un maestro del lenguaje, encontrar las palabras para expresarlo (el dolor por la muerte de Benedetti) -insistieron los periodistas.
No -respondió Galeano-, porque yo no solo soy enemigo de la inflación monetaria, sino también de la inflación palabrería. Y me parece que el dolor se dice callando.
Eduardo Galeano
El dolor se dice callando. Pero me pregunto: ¿qué será de nuestra ciudad, sola de él? ¿qué será de Montevideo, mutilada de él? Y me pregunto: ¿qué será de nosotros, sin su bondad inexplicable?
Es indecible el dolor de su pérdida. Fue poeta, fue novelista, fue ensayista y, sobre todas las cosas, fue un hombre bueno. Nunca se doblegó ante el Poder. Su muerte deja el vacío grande que dejan los grandes.
De su obra nacerán otros poetas, como él siempre quiso, y seguirá vivo en el tiempo. El ya no sufre, descansa ya.
Todas las palabras que ha dicho y escrito en su vida Eduardo Galeano no le alcanzaron hoy para expresar su dolor por la muerte de Mario Benedetti.
¿Qué puedo decir?, dijo el autor de “Las venas abiertas de América Latina”, la voz entrecortada, cuando se le interrogó sobre la impresión que le había causado el deceso de aquel grande de la literatura uruguaya e hispanoamericana.
Benedetti significa benditos en italiano, y lo único que puedo decir es eso: Benditos los hombres y mujeres generosos como él, apenas acertó a decir Galeano.
Parece una contradicción que no pueda usted, un maestro del lenguaje, encontrar las palabras para expresarlo (el dolor por la muerte de Benedetti) -insistieron los periodistas.
No -respondió Galeano-, porque yo no solo soy enemigo de la inflación monetaria, sino también de la inflación palabrería. Y me parece que el dolor se dice callando.
Eduardo Galeano