Pocas veces hablo de política, o quizás todo se ha politizado tanto que sin darte cuenta surge la política o lo que sea ese esperpentico vocablo en cualquier acto de tu vida.
Observando este vídeo del recién nombrado ' lehendakari ' lo quiero aprovechar para denunciar las mentiras de los que dicen representar una idea, una manera de convivencia.Una ideología. La pregunta: ¿ Se creeran algo de lo que dicen ?.
Si la respuesta es si es que entonces lo inmoral le ha comido el terreno al protocolo. Si la respuesta es no. Es que lo inmoral a devorado todo.
Si acudiéramos a las hemerotecas audiovisuales, no se salvaría ni uno. Yo tampoco. Pero solo me represento a mi. Eso no me libra, pero tampoco me juzga.
El pasado domingo Arturo Perez Reverte venia a denunciar - si se me permite la expresión – el poco valor que se le otorga al honor de la palabra. Pero la palabra se hizo mas tajante, cuando dejo de estar escondida. Cuando a la palabra se le puso imagen. Entonces la palabra se duplicó, tenia también el lenguaje de los gestos. El otro lenguaje. El que certifica. El que intuye.
Y con las palabras y los gestos juntos el veredicto es fulminante, letal. A pesar de esto, nadie se salva. Se sigue mancillando la palabra. No ya la de honor que hace tiempo dejo de venerarse - si no - la palabra jurada o prometida ante un libro de honor. El que sea dispuesto como testigo de intenciones.
Yo soy un escéptico convencido, hace tiempo que deje de creer en vosotros, en nosotros, en mi. Ya no os sigo, me habéis asesinado con la palabra no cumplida, lo poco que tenia para seguir tirando codo con codo. Ahora las revoluciones las hago en mi casa. Con mi compañera. Con la gente de mi escalera. Con los pocos viejos que se van marchitando. Con la sabia perdida de los nuevos guerreros. Las hago dentro de mi, y trato sobre todo de ser honesto. Simplemente.
Así de sencillo o así de difícil. Quien sabe.