Si hablara de amigo, de nobleza, de lucha, de corazón, de tesón, si hablara de buena gente. Si hablara de de delicadeza, si hablara de honradez, si hablara de sacrificio. Si hablara de ternura, si hablara de pícaros, si hablara de amor, si hablara de contradicciones, si hablara de respeto. Si hablara de ti… No tendría palabras, no tendría adjetivos ni calificaciones. No sería capaz de tener una definición, no tendría argumentos, no sería capaz de encuadrarte en ese mundo tan podrido en el que cada vez que lo aludes, lo acuchillas con hojas de algodón.Y en esa tesitura me encuentro. Perdido por no encontrarte entre los restos de la chatarra que un día tiré al cubo de la indiferencia. Alegre por recuperarte entre el baúl de los escepticismos. Sorprendido y jodidamente inquieto por tambalear los argumentos que me apartaron de la naúsea, de la hipócrita mano tendida, de la palabra extrañamente correcta, del toma pero dame. Pero Tú, tu tuviste que joderlo todo un día autos, donde la noche se junta con el alba, tuviste que venir para ponerme en solfa, para, sin querer, retomar otra vez la palabra en torno a un buen crianza. Tuviste que hacerlo, quizás porque tubo que ser así.
Y contigo vinieron otros cercanos a ti. Ella y sus diminutas criaturas que te abrazan como si tú nunca hubieras venido, sino, como si nunca te marchaste. Ese gordo bonachón, campechano, vasija inagotable de la negra tostada, poeta marcado por la otra pandemia y cocinero de platos y ternuras. Vino también el Aire en forma de mujer, un deseo contenido, vino la Madame acelerada, otra poeta, otra sensibilidad, vino la incomprendida, la loca que convierte las palabras en sonrisas, la dispuesta. Llegó también la Voz usurpada, la voz sabía y risueña. Con ellos la chica de los gestos, la desconocida, el clásico encanto de otra hacedora de sueños. Y como no, vino por último..el hombre tranquilo, el hombre menudo, ataviado como aquellos románticos del París de los ochenta, su gorra, sus pañuelos , su aspecto, denotan paz y buenas vibraciones y con su cámara al hombro recoge la belleza que sólo algunos ven donde otros, solo vemos cosas.
Y así, así me encuentro, de nuevo rodeado de esperanzas, contento por eso mismo, pleno, por ello. Dándole de nuevo una oportunidad al ser humano que habita en mi misma cloaca. Por eso, si hablara, no tendría palabras, ni argumentos, ni tan siquiera razones para hacerlo. Solo puedo decir. Gracias por haber llegado querido AMIGO.
